La seguidilla de seis sismos en poco más de 48 horas despertó curiosidad entre vecinos/as del centro norte de Punilla, aunque también preocupación y teorías de autor. Sin embargo, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) explicó que la situación es “habitual” y que se trata de episodios “de intensidades bajas” en la escala de Richter.
“Lo que estamos registrando respecto a la sismicidad de Córdoba es más o menos lo habitual. En los últimos años hemos registrado alrededor de 70 y 100 sismos por año con epicentros en la provincia. El año récord fue el 2013, con poco más de 300, aunque no todos son percibidos por la población”, explicó a La Estafeta Irene Pérez, geóloga del INPRES.
La especialista agregó que “el estruendo previo a la sacudida del sismo tiene que ver con la profundidad” y precisó: “Cuando es pequeño, entre 5 y 10 kilómetros, el temblor puede estar anticipado de un pequeño bramido. Pero, hasta ahora, los que hemos registrado en la zona son intensidades bajas”.
Pérez señaló que los sismos en la región pueden estar conectados con la falla de Sierras Chicas, que se extiende por más de 200 kilómetros desde Capilla del Monte atravesando Punilla hasta Los Cóndores, aunque explicó que esa conclusión requeriría de un “estudio localizado de la zona”.
“Tratar de unir un sismo a una falla es complejo, hay que hacer un operativo colocando varias estaciones sismológicas rodeando la zona para tener mayor fidelidad”, remarcó.
Consultada sobre la cercanía entre los sismos (cuatro de ellos tuvieron su epicentro a 6, 12, 13 y 17 kilómetros al norte, noreste y este de La Falda), la geóloga señaló que, si bien se pueden generar “pequeños sismos en una zona, están relacionados a una actividad sísmica habitual”.
“No son producto ni de la actividad humana, ni de los incendios, el calor, la sequía o la minería. La sismicidad, cuando es inducida, arroja otras características: tiene que ser muy cerca de una zona en particular y se monitorea y estudia con una visión muy local que te haga deducir que haya un vínculo o no”, sostuvo.
Y agregó: “Los sismos no se pueden predecir, no se pueden pronosticar ni adelantar. Todos los mensajes que circulan alertando de la posible ocurrencia o generando intranquilidad en la población, hay que desestimarlos. No hay que retransmitirlos”.
Finalmente, Pérez solicitó a la población que habita en zonas de sismicidad que tenga en cuenta una serie de recomendaciones para el antes, durante y después de un sismo, difundidas por el organismo nacional: ver aquí.
