Ante un Cine Teatro colmado, el documental “Legerín, en busca de Alina” tuvo un exitoso y emotivo preestreno este sábado en Villa Giardino.
Más de un centenar de personas -entre familiares, amigos y vecinos/as de varias localidades- ocuparon las sillas disponibles; completaron las gradas y hasta buscaron su lugarcito en el suelo para conocer la historia de Alina Sánchez o bien, quienes ya la conocían, recordar a la adolescente que vivió en Villa Giardino y terminó siendo parte de la revolución Kurda en el norte de Siria.
El documental, intenso y emocionante como su vida, reúne relatos de personas de distintas culturas y países, unidas por el mismo sentimiento: el respeto y amor por Alina.
Familiares y amigos; Emilia Erbetta, la periodista cuya nota sobre la vida de Alina motivó la realización del documental; su profesor de antropología; sus compañeras en Cuba, donde estudió medicina, y sus pares del Movimiento de Liberación de las Mujeres de Kurdistán, recuerdan en el film con una mezcla de angustia y admiración el breve pero imborrable paso de Alina por sus vidas.
Tras un largo camino, Alina encontró el sentido de su vida muy lejos de la Villa Giardino que la vio crecer. Fue en las montañas de Rojava (nombre kurdo para la Federación Democrática del Norte de Siria), donde se entregó a una revolución histórica, cuyo objetivo era establecer un Estado Nación kurdo.
Allí adoptó el nombre “Legerín”, que significa “búsqueda”. Y no solo se encontró a sí misma, sino que en medio de la injusticia y crudeza de la guerra dominó el idioma y, en apenas tres años, se convirtió en un engranaje importante del aspecto social y político de la revolución.
Todos sus conocimientos sobre medicina los volcó para ayudar a mujeres, hombres, niños y niñas de Rojava. Impulsó también la creación de centros de salud en los pueblos, la construcción de un hospital de quemados y sembró además la semilla para establecer un sistema de salud alternativo y comunitario.
Murió muy joven en un siniestro vial, el 17 de marzo de 2018, a los 32 años. Era un viaje habitual a la ciudad de Haseke, en el que se combinaba el traslado de heridos y la atención médica en pueblos.
“Los mártires no mueren”, gritan las personas que la despidieron en su funeral en Rojava y, como muestra el documental, Alina vive hoy en las niñas kurdas que llevan el nombre de Legerín.
“Fue un honor hacer el preestreno en un espacio que fue parte de la vida de Alina. Vivimos una función emocionante, conmovedora y multitudinaria. No esperábamos recibir tanta gente, pero creo que Alina es un eje convocante en todas partes del mundo por lo que hizo y lo que significa”, remarcó a La Estafeta la directora del documental, María Laura Vasquez.
Y agregó: “Ella marca una propuesta de existencia que tiene que ver con la búsqueda de un proyecto colectivo de transformación diferente al capitalismo”.
Tras ganar como Mejor Película Documental en el “Toronto Women Film Festival” de Canadá, en mayo pasado, el film continuará su recorrido por festivales y se prevé que su estreno será en 2025.
