A horas de cumplirse 20 días del último contacto con su familia por WhatsApp, el paradero de Federico Bono continúa siendo un misterio. Del operativo de búsqueda participan unos 20 efectivos de diversas fuerzas de seguridad, que continuarán ahora con un rastrillaje más profundo en los alrededores de la vivienda familiar de Huerta Grande.
En total trabajan cinco efectivos del DUAR con un drone, tres efectivos de la comisaría de Huerta Grande, dos bomberos voluntarios de La Falda y ocho efectivos del ETAC. Según se informó oficialmente, se retomaron este miércoles los rastrillajes a unos 700 metros a la redonda de la vivienda de descanso que la familia tiene en el barrio Villa de los Diques, aunque hasta el momento los resultados fueron negativos.
“La estamos pasando mal porque no sabemos dónde está. Nos mantienen informados de los distintos rastrillajes que están haciendo y vemos que se están moviendo, pero hasta el momento no hay nada”, señaló a La Estafeta María Ñañez, su mamá, quien junto a su esposo se encuentran parando en la vivienda de Huerta Grande y comparten las novedades con el resto de la familia que aguarda en Esperanza, Santa Fe, de donde son oriundos.
En su última comunicación con su madre, Federico le envió fotos de un paisaje montañoso y plantas. Además, le comentó que quería “vivir unos días en la montaña”. Ñañez contó a este medio que “el lugar exacto desde donde fue la última comunicación no pudieron determinarlo” y agregó: “Sí se hizo la triangulación de las antenas de telefonía y hay testimonios de gente que dijo reconocer el lugar que mostraba la foto y manifestó que puede ser una zona de Pampa de Olaen, pero nada concreto”.
Tampoco la Fiscalía cuenta con ningún testigo que lo haya visto el 8 de julio, ni hay indicios de que el hombre haya viajado a su casa de la ciudad de Córdoba, donde reside. Por ahora todas las directivas giran en torno a las últimas fotos que Bono le envió a su mamá, a las 13:20 de aquel viernes.
“Nosotros habíamos pasado por la casa de Córdoba y hoy pensábamos comunicarnos con la encargada del edificio. Pero es raro porque si él hubiese viajado hubiera puesto a cargar su celular. La Policía también fue para Córdoba y tampoco hay indicios de que haya subido a un colectivo. De hecho, todas las terminales de ómnibus y transportes están avisadas sobre la situación. Tampoco tiene consigo los documentos, que los encontraron en la casa de Huerta Grande”, precisó María.
Y continuó: “Las fotos son de plantas que crecen en zonas altas. Nos comentaron que podía ser por el El Perchel. Hicimos un recorrido con mi esposo por ese lugar. Paramos en muchas casas de lugareños que no estaban enterados de la situación por un tema de conectividad. Les dimos todos los datos y se comprometieron a avisarnos si tenían alguna novedad”.
En las jornadas previas, los rastrillajes se desplegaron en la zona de Las Muyunas; Estancia El Periquillo; en el Campo Los Troncos; el sector denominado El Cruce de la Leona; las canteras de Cóndor Huasi; una casa abandonada en El Pinar y en la zona de la Caverna Los Sauces, en Pampa de Olaen.
“Nunca pensamos que nos pasaría algo así, tampoco uno sabe cómo proceder. Él con nosotros siempre tuvo una comunicación fluida y permanente: nos llamaba y mandaba fotos. Estamos todos mal, pero con fe, con el apoyo de los vecinos del barrio que nos están dando contención y de la gente que lo incluye en cadenas de oración para que lo encuentren y esté bien. Eso para nosotros es muy importante”, remarcó María.
Y completó: “Él es una persona que conoce bastante, muy leída y siempre muy informado. Tiene muchos conocimientos en cuestiones de terreno porque estudió geología y sabe mucho del cuidado de la naturaleza. Pero no sabemos qué está comiendo por ejemplo y son cosas que nos preocupan desde el día en que se fue. Lo único que deseamos es que esté bien y sea pronto el reencuentro”.
