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La Falda

sábado 7 de septiembre de 2024

Identificaron los restos de Federico Bono, desaparecido en 2022 en Huerta Grande

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Federico Nicolás Bono, el hombre de 43 años que desapareció en julio de 2022 en Huerta Grande, finalmente fue encontrado sin vida en la zona de El Perchel, a unos 25 kilómetros hacia el oeste de la localidad.

Sus restos óseos fueron hallados a finales de octubre de 2023 -casi un año y medio después de su desaparición- por un trabajador de un campo privado. Estaban al costado de una gran roca, cerca del Río del Perchel, y a unos 8 kilómetros de la casa principal del campo.

El hallazgo, sin embargo, dio inicio a un largo proceso de identificación, que culminó este lunes con la confirmación oficial de los resultados por parte de la Fiscalía a su mamá, María, y su papá, Rafael.

“Ya está todo hecho. Y bueno, no nos queda otra. Caminó mucho y no sabemos qué pudo haberle pasado, ni especificar una fecha, pero los restos prácticamente están todos. Se encontró una camisa, que no pude determinar si era de él; su celular tampoco apareció, pero sí pudimos identificar unas prótesis molares que él tenía”, contó María a La Estafeta.

El primer informe del estudio antropológico, ordenado por la Fiscalía de Instrucción de Cosquín, había concluido que los restos óseos correspondían a un hombre de “edad adulta media” y sin “signos de violencia pre y post mortem”, pudo saber este medio.

Luego, a partir de un cotejo de ADN con el papá y la mamá de Bono, se estableció como “hipótesis más probable” que los restos hallados correspondían al hijo del matrimonio.

Finalmente, la Fiscalía ordenó la realización de un informe interdisciplinario que evaluó la pericia de ADN, el contexto y circunstancias de la desaparición y búsqueda de Federico, y el hallazgo de los restos.

Este informe, determinó que tanto los huesos y el estudio genético, como así también las características físicas y circunstancias del hallazgo, “corresponden a quien en vida fuera Federico Bono”.

“Es un final. Uno venía haciendo en cierta manera el duelo. Después de tanto tiempo no creíamos que no le hubiera pasado nada pero, aunque nunca perdimos la esperanza, se fue sin nada. Él se quería ir, fue su decisión de querer hacer una vida sin recursos. Quizás se quedó dormido, no lo sabemos. El hecho es que lo encontraron. No como queríamos nosotros, pero bueno», señaló María.

Y agregó: «No sé si decir que es un alivio, pero cuando las personas mueren la familia tiene un lugar donde llevar una flor. Nos quedan sus obras de arte, sus dibujos, sus escritos y, si bien su cuerpo se encontró ahí, creemos que su ser sigue entre nosotros”.

La desaparición

Federico era oriundo de Esperanza, provincia de Santa Fe, aunque residía en la ciudad de Córdoba y, al igual que el resto de su familia, utilizaba la vivienda de Huerta Grande, en el barrio Villa de los Diques, como lugar de descanso. Según María era un amante de la naturaleza y estaba en permanente contacto con su familia.

Su último rastro -y la única pista firme de la investigación- fueron los mensajes que intercambió con su mamá vía WhatsApp: fotografías con un paisaje de las sierras; plantas silvestres y el comentario sobre sus ganas de “pasar unos días en la montaña”.

Los envió el 8 de julio de 2022 pero, horas después, todos los intentos de la familia para volver a comunicarse terminaron en el contestador automático del celular. Desde ese mediodía, nunca más se supo de él.

La búsqueda

La llave de la casa de Huerta Grande estaba puesta del lado de adentro y en el interior de la vivienda encontraron la mochila de Federico y su billetera con los documentos. No se detectaron señales de violencia ni faltantes de elementos.

Avanzada la investigación, de hecho, tanto el informe del gabinete especializado de Policía Judicial como la familia coincidieron en que Federico había abandonado la vivienda con rumbo desconocido hacia la montaña “de manera voluntaria y sin la intervención de terceros”.

Durante 25 días, una veintena de efectivos de distintas fuerzas de seguridad, entre ellos de la comisaría de Huerta Grande, el ETAC, el DUAR, bomberos de los cuarteles de La Falda, Villa Giardino y personal de Defensa Civil local, rastrillaron un total de 50 kilómetros cuadrados de campo, montaña y sectores agrestes en los alrededores de la vivienda.

También se lo buscó desde el aire con drones y durante un par de jornadas se sumó un helicóptero que sobrevoló la zona demarcada por la triangulación de la señal de su celular. Se chequearon filmaciones de terminales de ómnibus; el ingreso de hombres sin identificar en hospitales y otras instituciones y se entrevistaron a vecinos de su departamento en la ciudad de Córdoba.

Jamás se encontró un solo elemento que conectara con Federico.

En simultaneo al operativo guiado por la Fiscalía, María y Rafael emprendieron su propia búsqueda. En los días posteriores a la desaparición recorrieron zonas rurales hacia el oeste de Huerta Grande, consultando si alguien había visto a su hijo. En todos los lugares dejaron su foto.

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