Un exsubcomisario de La Falda fue condenado este martes a la pena de seis años de prisión a raíz de hechos de violencia de género hacia su expareja. Se trata de Ariel Zárate, quien formó parte de la investigación en torno a la desaparición y femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte en abril de 2020.
La condena se produjo luego de un acuerdo para un juicio abreviado entre la Sala Unipersonal 2 de la Cámara en lo Criminal y Correccional de Cruz del Eje, el fiscal Raúl Ramírez y la querella, integrada por el abogado Luis Alberto Díaz y el asistente jurídico Agustín Barreix.
De este modo, Zarate reconoció la culpabilidad y fue condenado por hechos reiterados de abuso sexual con acceso carnal, lesiones, amenazas, privación ilegítima de la libertad, robo y coacción, todos delitos cometidos en el marco de violencia de género en una relación que había comenzado en 2017. Continuará detenido en el penal de Cruz del Eje, donde se encuentra alojado desde diciembre de 2020, poco después de que su entonces pareja radicara la denuncia en la Unidad Judicial La Falda.
“Fue un caso que se resolvió a último momento en juicio abreviado. El imputado admitió los hechos relatados por la víctima y, a raíz de esa confesión, se evita el juicio clásico. Ella aceptó este acuerdo y nosotros estamos conformes, principalmente porque era importante cuidarla y protegerla. Su exposición para probar los hechos es revictimizante y violento”, señaló Barreix a La Estafeta.
En el desarrollo del proceso fue central el rol del psicólogo Héctor Valenzuela, que acompañó y contuvo en todo momento a la víctima, de 22 años, y también del Centro de Protección Familiar (CeProFa) de La Falda.
Para el cálculo de la condena hubo varios condicionantes, entre ellos la ausencia de antecedentes y su condición de integrante de fuerzas de seguridad. Si bien Zárate podría ser beneficiado con la prisión domiciliaria una vez cumplidos dos tercios de la pena, deberá aprobar primero varios test psicológicos.
Zárate, hoy de 41 años, fue uno de los policías que llevó adelante la investigación por la desaparición y asesinato de Basaldúa. Según señaló la familia de la joven, este hombre, que prestaba funciones entonces en la Policía de Capilla del Monte, se presentó desde un primer momento como el “jefe de investigación en el caso” solictándole información privada sobre la joven. Fue además quien detuvo a Lucas Bustos, considerado el “perejil” del caso y finalmente liberado tras el juicio por el femicidio, que concluyó sin condenas.
