Villa Giardino celebró este sábado sus jóvenes 83 años de historia. En la plazoleta que lleva el nombre de su fundador, Ugolino Giardino, autoridades municipales, alumnos/as, docentes, artistas locales y vecinos/as se reunieron para conmemorar un nuevo aniversario del histórico loteo del 9 de abril de 1939 en la Estancia Alto San Pedro, que marcó el inicio de su vida como localidad.
Si bien los orígenes del “Jardín de Punilla” se remontan a los años posteriores a la conquista española, en los que se registraron sesiones, compras y ventas de estancias establecidas dentro de los límites actuales, a diferencia de otras localidades del departamento se identifica como fundación la obra de la pareja Ugolino Giardino y Juana Micono, que marcaría su destino.
Durante el acto, el intendente Omar Ferreyra y los/as vecinos Amado Fabro -quien el 13 de abril cumplirá la misma edad que Villa Giardino- Olga Chiodi y Héctor Goio fueron los encargados de depositar una ofrenda floral al pie del cartel que identifica la plazoleta.
Luego llegó el turno de las expresiones artísticas, con una zamba a cargo de integrantes del Ballet Añoranza Gaucha; mientras que el escritor local Martín Robredo leyó su poesía “Para el Aniversario de Villa Giardino” y el dúo “Pedro y Luis” cerraron la celebración interpretando con guitarra y bandoneón “Zamba del Domingo” y “Sol de Villa Giardino”.
Oficialmente, 83 años
Según relató a La Estafeta la historiadora local Marta Rocha, bajo la misma modalidad que en el resto de las localidades del departamento, en 1585 el español Francisco Pérez de Aragón fue nombrado “encomendero y terrateniente” de la región, tierras que bajo el nombre de “Estancia El Pescadero” pasarían de mano en mano entre sus herederos durante más de un siglo y medio.
Ya en 1716, y con el objetivo de desenterrar cuanto gramo de oro yaciera debajo de esas tierras, la estancia fue adquirida por José de Capdevila, quien cambiaría su denominación a Estancia Los Quimbaletes. Con el correr de las décadas el lugar sería fraccionado y repartido entre sesiones a familiares y operaciones comerciales.
Justamente una de esas extensiones de tierra, la Estancia El Molino (donde se encontraba instalado un molino de agua, sector identificado en la actualidad como barrio Molino de Thea) fue adquirida en 1908 por Miguel Thea. En pleno auge de la explotación minera de piedra caliza y granito, este ingeniero no sólo impulsó la construcción de una estación de tren, luego denominada Estación Thea, sino que además construiría uno de los tantos ramales privados de la época para extraer la producción de las canteras ubicadas a unos 4 kilómetros del ramal principal del ferrocarril que recorría la región desde 1892.
De esa manera, el sector oeste del pueblo comenzaba a tomar forma con la construcción de algunos caseríos y comercios alrededor de la estación.
Pero la historia también se abrió paso hacia el este de la ruta 38. Allí, en 1937, los hermanos Ugolino y Juan Giardino adquirieron la Estancia Alto de San Pedro y su hotel con la idea de lotear terrenos y rematarlos en nombre de la firma “Villa Alejandro Giardino”.
Fue entonces que el 9 de abril de 1939 se llevó a cabo el primer remate de lotes. Tras su venta fue el turno de comenzar a levantar la infraestructura e instituciones necesarias que motivaran a la gente a asentarse en el lugar. Fue así que en 1942 Juana Micono decide construir y donar la primera escuela de la zona, que aún hoy lleva su nombre. Luego vino la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes; el cine teatro Alejandro Giardino, que llegó a funcionar como una base administrativa desde donde se planificaban obras y eventos culturales; el edificio del correo; la sede municipal y el puesto policial.
Pero no fue hasta el 14 de junio de 1964 que el este y el oeste se unieron bajo una misma denominación. Y es que el límite instaurado por la ruta -ya en ese año pavimentada entre Carlos Paz y La Cumbre- seguía dividiendo a los pobladores. Mientras algunos decían “vivir en Thea”, con su estación de tren homónima, otros aseguraban “residir en Giardino” con su escuela y oficinas públicas. Fue entonces cuando, ante el planteo de varias comisiones vecinales, el Gobierno de la Provincia decidió que ambos sectores fueran reconocidos oficialmente como Villa Giardino.
“Un pueblo sin historia es un pueblo sin futuro. Hoy festejamos el comienzo de nuestra historia en el lugar donde Ugolino Giardino y Juana Micono imaginaron un pueblo. Llegamos hasta acá gracias al compromiso y el sacrificio de muchos hombres y mujeres que crearon todo lo que hoy podemos disfrutar y que le imprimieron una identidad a esta localidad, poniendo el interés común antes que el personal”, señaló Ferreyra en su discurso.
Y cerró: “Los que aquí nacieron, y los que elegimos este lugar para vivir, debemos honrar a aquellos que con mucho coraje, trabajo y sentido de pertenencia pensaron el Villa Giardino que hoy tenemos”.