El proyecto para la construcción de un complejo de departamentos donde se encuentra el ex “Petit Chateau Nor Tomarza” -hoy casa de té “Isolina”- en el barrio Villa Edén de La Falda reabrió en las últimas semanas un debate público que había quedado trunco. Y es que la solicitud presentada por el actual titular de la propiedad ante el Concejo Deliberante para que autorice la demolición de la antigua casona dejó en evidencia la ausencia de un estudio consensuado que permita determinar qué construcciones son plausibles de ser declaradas patrimonio cultural de la ciudad y, por ende, protegidas.
Apoyados sobre una ordenanza de 2012 en la que, a través de sucesivas prórrogas, el Ejecutivo suspendió la “demolición, modificación o fragmentación” de edificaciones de “50 años o más” los integrantes del Centro Vecinal Villa Edén, con el apoyo de otras instituciones intermedias locales, se opusieron a la iniciativa. Además de querer preservar esta casa, que data de entre fines de la década del ´20 y principios de los ´30, los vecinos alertaron sobre la afectación del paisaje natural y arquitectónico del barrio, y la falta de planificación en la zona para la instalación de servicios públicos como agua y cloacas en este tipo de complejos.
A esto se suma que el plan de la empresa inversora TENOVA S.A.S es que el complejo “Viviendas Colectivas” -de más de 4 mil metros cuadrados cubiertos- cuente con una planta baja y tres pisos, uno más de lo permitido en la zona por el Código de Edificación vigente en la ciudad.
Por ahora, ambas decisiones recaerán en el voto de los/as concejales que esta semana comenzarán a debatir el tema en comisión, tras el ingreso formal por Secretaría del pedido de excepción el miércoles pasado.
La solicitud de excepción y demolición
Según pudo saber La Estafeta, el 7 de febrero la firma TENOVA S.A.S -radicada en Villa María- ingresó la primera solicitud por Mesa de Entrada. En el escrito se solicita una excepción para construir “un piso más de lo permitido por el Código de Edificación”, indicando que no generaría un “impacto negativo” ya que la estructura lindera (el Hotel Nor Tomarza) posee planta baja y tercer piso, algo que incluso lograría que “un edificio de mayor antigüedad no quede como un hito fuera de un entorno que no tenga las mismas características arquitectónicas”.
La respuesta fue de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiental, el 27 de febrero. En ella advirtió al representante de TENOVA S.A.S que para plantear la posibilidad de levantar un tercer piso no sólo será necesario “acreditar la titularidad del terreno”, sino que además deberá gestionar ante el Concejo Deliberante la demolición de la “estructura existente” ante la vigencia de la ordenanza de 2012.
Ambos requisitos fueron respondidos con distintas presentaciones ante el Poder Legislativo. La primera con una nota en la que el dueño faldense del terreno confirma que el uso se afectaría a la firma TENOVA S.A.S, pero “una vez autorizada la excepción para la construcción”, mientras que la segunda –también firmada por el propietario el 2 de marzo- se trata de un pedido directo de demolición de la casona de 399 metros cuadrados.
Patrimonio Cultural: la “ordenanza madre”
Si bien los objetivos planteados en la “ordenanza madre” de 2012 son claros, nunca se cumplieron totalmente y la creación de un marco protectorio específico sigue pendiente. Esta ordenanza, que contemplaba la conformación y pronunciamiento de una Comisión de Preservación del Patrimonio Cultural de La Falda en 180 días, fue prorrogada en cuatro oportunidades, siendo la última en 2015 y sin tiempo límite, por lo que sigue vigente.
El plan en ese momento era lograr que la Comisión –con el acompañamiento de la Junta de Historia de La Falda- elaborara un proyecto en base al análisis de antecedentes, relevamiento de información y elaboración de un registro detallado de las propiedades del ejido que “reunieren las características necesarias para ser declaradas como Patrimonio Cultural”.
Los intentos fallidos
El primer informe se confeccionó en 2015. La propuesta fue presentada ante el Ejecutivo luego de que la Junta de Historia solicitara los servicios del arquitecto Sergio Marchetti (magister en patrimonio arquitectónico histórico), quien confeccionó un “Inventario y catalogación del patrimonio arquitectónico de La Falda” que incluye al ex “Petit Chateau Nor Tomarza”.
Allí ubica su construcción entre 1930 y 1933, aunque desconoce la identidad del arquitecto que diseñó la estructura y señala a la familia “Lanús-Martínez de Hoz” como la propietaria original. Finalmente, el proyecto no contó con el acompañamiento económico de la Municipalidad y nunca avanzó.
En 2017, y en el marco del programa nacional “Integrar Cultura”, el arquitecto Juan Pablo Pekarek llegó a la ciudad convocado de manera conjunta por las municipalidades de La Falda y Villa Giardino. Guiado en base al inventario confeccionado por Marchetti, recorrió las propiedades y finalmente elaboró una serie de recomendaciones.
“El inventario es un primer paso fundamental para cada municipio con un interés real en la protección de su patrimonio inmueble y en él deben especificarse, por sobre cualquier otro detalle, los siguientes datos: especificaciones del inmueble a proteger y definición de la/s áreas de protección o normativa general; tipo de valoración del mismo y grado de protección”, dato este último al que Pekarek calificó como “esencial”.
Además, indica que la información debe ser incluida “en planchetas y escrituras para que el propietario sepa de antemano de qué se trata y hasta qué punto puede modificar su propiedad”. Incluso agrega que, para evitar “confusiones o malentendidos”, los inmuebles de protección “cautelar, estructural e integral deben tener en sus fichas de inventario documentación gráfica donde se indique qué partes del inmueble están sujetas a posibles modificaciones y qué partes deben ser conservadas”.
Para esto Pekarek plantea un modelo denominado «semáforo» para identificar con tres colores: rojo para los elementos “intocables”; naranja para los de “valor medio” y verde para los sujetos a “demolición o modificación total”. El listado de sugerencias fue remitido al Concejo Deliberante, aunque tampoco avanzó en su implementación.
De esta manera, lo único que hoy protege al ex “Petit Chateau Nor Tomarza”, ubicado en avenida Edén 1003, de su demolición son sus más de 90 años de historia. Un periodo sobre el que, a excepción de algunos archivos fotográficos posteados en las redes sociales de Isolina, poco se ha reconstruido en base a documentación hasta estos días.