Con más de 25 años de pedaleo acumulados en sus piernas, Walter Campos tuvo su día de gloria en el ciclismo de montaña. Y es que a los 56 años, en su primera participación en un Campeonato Mundial de Mountain Bike Cross, el nacido y criado en La Falda se metió en el pelotón de los diez mejores del mundo en su categoría.
“Estás entre los primeros 30; vas 26; estás 14; quedaste entre los primeros 10… ¡Dale Walter!”, resonaban con eco entre los senderos del bosque del Cerro Bayo, en Villa La Angostura, los gritos de aliento de sus amigos. Mientras, bajo una lluvia constante y con el barro que por momentos le impedía trabar sus zapatillas en los pedales, el también profesor de gimnasia y kinesiólogo seguía luchando por mantenerse arriba de la bici sorteando pendientes, raíces, troncos y bajadas de un circuito doblemente complejo por el clima.
Había arribado al sur del país acompañado de sus amigos Guillermo Torres Álvarez, quien corrió en la categoría 40-45 años y Benjamín Barrera, excorredor que hizo las veces de asistente. Juntos, a bordo de una Ecosport que quedaba chiquita al lado de las camionetas último modelo que se acumulaban en el ingreso al cerro, completaron en un solo tramo de 23 horas los miles de kilómetros que separaban a Punilla de la máxima experiencia que puede vivir un deportista: ser parte de un mundial.
“Largué en el puesto 72, último, con el primero a unos 60 metros de distancia. Es un circuito muy difícil con subidas técnicas con raíces, senderos angostos y pendientes de 85 grados en las que si te caías, la tenías que hacer caminando. A eso sumale el barro que estaba en un 90 por ciento del recorrido… Era como pedalear en un corral de chanchos. Incluso te bajabas a cruzar los arroyos y te hundías hasta los tobillos”, contó en diálogo con La Estafeta Walter, quien compitió en la categoría C2 para corredores de entre 55 y 60 años e integra el equipo Venzo.
Y agregó: “En el transcurso de la carrera los que me conocen me gritaban en qué posición iba hasta que en la última vuelta quedé décimo. Cuando terminé y logré interiorizar que era top ten del mundo se me salían las lágrimas, fue una emoción muy grande”.
Todo sucedió el pasado sábado 23 de abril, un día que sin duda recordará para siempre. No sólo por la espectacular remontada o el resultado, sino también porque un mes y medio antes de viajar su decisión era bajarse de la carrera por compromisos personales y falta de presupuesto.
“Se me complicaba. Fueron mis amigos los que me insistieron que tenía que ir y, sin que les pidiera, empezaron a juntar plata. Incluso uno consiguió apoyo de las Municipalidades de Huerta Grande y La Falda, así que no me quedó otra que anotarme en la lista de espera del repechaje. Y entré. Todo se alineó para que termine así. Fueron muchos años esperando ese momento”, cerró.
