Más de 60 aves que habían sido rescatadas del cautiverio fueron liberadas por la Policía Ambiental, tras cumplir con la cuarentena sanitaria y posterior rehabilitación en la Reserva Tatú Carreta, de Casa Grande.
La liberación se llevó a cabo en una zona rural del paraje Colanchanga, en la localidad de Río Ceballos. Entre las especias había cardenal común, corbatita, diuca, jilguero, monterita cabeza negra, naranjero, pepitero de collar, reinamora y soldadito.
Las aves habían sido recatadas en diferentes procedimientos de control, luego de comprobar que se había violado la normativa vigente en la temática que prohíbe la tenencia, el transporte y la comercialización de fauna silvestre.
“Las 63 aves recibieron el alta sanitaria para poder regresar a su hábitat natural luego de permanecer un tiempo en el centro de rescate de la localidad de Casa Grande, Tatú Carreta, para rehabilitarse”, explicó Adrián Rinaudo, secretario de Policía Ambiental.
Y agregó: “Son todos ejemplares de especies paseriformes que tienen algún plumaje o canto llamativo y por eso son perseguidas por los furtivos”.
Proceso de recuperación
Cuando un animal silvestre es rescatado, se lo deriva a un centro de rescate para que reciba atención primaria y valoren a ese individuo para determinar qué tratamiento veterinario inmediato necesita.
Superada esa instancia, sigue la etapa de cuarentena, que significa que los ejemplares se estabilizan sanitariamente en cuanto a sus cargas de bacterias, microbios o virus que puedan tener producto de haber estado en una vivienda o en contacto con el ser humano.
Este proceso es indispensable para evitar contaminar, con componentes que pueden haber sido adquiridos durante el cautiverio, a otros ejemplares que se encuentran en vida silvestre.
Finalizada esta etapa, algunos animales deben comenzar una instancia de rehabilitación para adquirir cualidades, capacidades y conductas que le permitan regresar a la vida silvestre.