Con el montaje de su rueda de aspas de 5 metros de diámetro, la Municipalidad de San Esteban le puso punto final esta semana a las obras de restauración de la histórica, y única en el mundo, Torre Molino Hércules.
La imponente estructura de 35 metros de altura ubicada a casi 400 metros de la Ruta 38, en la zona de Dolores -lugar que diera origen a la localidad del norte de Punilla-, no sólo volvió a relucir el elegante y refinado estilo Art Nouveau con su escalera caracol central y sus barandas plagadas de diseños, sino que además servirá para la mejora y ampliación de la red de agua.
Su recuperación, calificada como “un desafío de principio a fin” por la arquitecta Yamila De Lorenzi, quien lideró un equipo de trabajo conformado por casi una decena de personas, demandó un año y medio e incluyó la restauración de piezas originales y la fabricación de algunas réplicas.
“La mayoría de las piezas son originales. Se restauró prácticamente todo y lo que no se replicó. Por ejemplo, de la rueda de aspas, cola y timón recuperamos pedazos que mandamos a fabricar a Buenos Aires a la empresa que hoy construye Hércules y que hicieron réplicas de las aspas tal cuales como las originales. También se replicó una baranda, que es una pieza de fundición. Fue un trabajo bastante artesanal”, contó a La Estafeta De Lorenzi.
Y agregó: “Entre los herreros; un muchacho que trabajó la madera; el ingeniero con su ayudante que hicieron el hidroarenado y el trabajo en altura participaron unas diez personas. Fue un gran grupo de trabajo que lo hizo con el alma y por eso la emoción cuando terminamos. Hubo meses que se trabajó a full y otros, como en invierno, que fue imposible por el viento. Tuvimos contratiempos como no conseguir el hierro de tal calibre porque estamos hablando de cosas que ya no existen. El desafío fue de principio a fin”.
Si bien la Torre Molino Hércules había sido declarada a nivel nacional como “Bien de Interés Histórico” en 2014, su llegada a la zona se remonta a las primeras décadas del siglo XX. Además, como muchos lugares históricos en la región, se mantiene una discusión abierta respecto a la autoría de su diseño, al que muchos atribuyen al ingeniero francés Gustave Eiffel, creador de la torre que lleva su apellido en París.
Lo que sí abundan son registros de su compra. Y es que el molino fue adquirido por Adelia Maria Harilaos de Olmos, quien fuera la esposa del ex gobernador de Córdoba Ambrosio Olmos. De hecho, Adelia adquirió dos ejemplares en una exposición rural de Buenos Aires, donde la empresa metalúrgica nacional Saglio repartía sus catálogos. Uno fue instalado en su estanca El Durazno, en Río Cuarto -del cual no queda nada- y el otro en la estancia San Sebastián, en Punilla, hoy Dolores.
“La fecha más probable de su instalación, por documentos fotográficos, es en 1918. Es un molino único, el más grande que se fabricaba, con dos tanques: uno octogonal debajo y otro cilíndrico en la parte superior con mucha capacidad y una máquina eólica mucho más grande. Pero, además de la funcionalidad, es una obra que atrae por su estética. Está pensada milimétricamente”, describe la arquitecta.
Sobre la polémica de Eiffel, aportó: “Hay opiniones encontradas. Sabemos que la firma que los comercializaba y montaba era nacional, la empresa Saglio, pero eso es una cosa y el diseño otra. La leyenda local es que se compró en Europa, se trajo y que es un diseño de Eiffel, pero eso no es así. Lo que no significa que no sea un diseño original de él, porque tenía empresas representantes en varios países de Latinoamérica, entre ellos la Argentina. Sí hay piezas que vinieron de Europa y Norteamérica porque están los grabados en la estructura, como la máquina y la escalera. La discusión está abierta, pero la única documentación es de la empresa Saglio, porque incluso tiene la firma y placas de la empresa”.
La estructura fue recuperada tras años de permanecer rota y en desuso. Había sido afectada por una tormenta en 1995. Los fuertes viento tiraron las aspas y la rueda que, al caer, golpeó y dobló los balcones hasta que prácticamente no quedó nada.
Pero, además de lo estético, el proyecto de restauración -que recibió poco más de 15 millones de pesos en fondos nacionales- incorporó como objetivo el servicio de distribución de agua. De hecho, una parte de la estructura está conectada a la red ya que funciona con bomba eléctrica y el tanque octogonal inferior cumple el rol de cisterna y provee de agua a una parte de los vecinos de Dolores.
“La Municipalidad no podría haber costeado esto sin ayuda nacional. Es una obra integral con el servicio de agua y creo que eso fue la clave de su aprobación porque, si bien el molino esta declarado de interés, tiene una reserva de agua y permite el mejoramiento y la ampliación de la red. La restauración fue una parte y la otra mitad es el trabajo para el mejoramiento de la red de agua”, completó De Lorenzi.